Sana-me.

Dame más días dulces como esos,
con aroma a tierra mojada:
muy mojada.

Incienso y lirio son tus besos,
dulce abrazo del silencio,
me estremeces en lo adverso,
y me deboras sin aliento.

Quedo presa de este verso
siendo esclava de lo infame
dueña de mis carencias;
muy lejos de los alardes.

¿Para que llenarse de alambres?
Y dejarse oxidar la piel
si las fuentes aún desbordan dulce miel;
dejemos expuesta la herida,
que fluya lejor la hiel.
que cambie de nuevo la vida,,
con tus dulces labios de edén.


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